Yo era como un vaso de agua.
Un vaso que sabías que siempre estaría ahí para ti.
Yo era como un cálido sol.
Un sol que sabías que siempre te alumbraría todas las mañanas cuando te levantaras del cansancio, la tristeza y la desesperanza.
Sin embargo, sentí caer el vidrio, sentí las grietas abriéndose en mi interior.
Sentí que venía la tormenta.
Sentí como si conocieras a alguien nuevo.
Si me preguntas, yo nunca te culparé por no preocuparte.
Yo solo quería que supieras que yo también soy humana.
Yo una vez era un eco, y me moría por ser escuchada también, más nunca pudiste hacer eso por mí.